Como bien decía Carl Gustav Jung, y que tanto uso con mis pacientes cuando se desvía el foco: "Quien mira hacia afuera sueña, quien mira hacia adentro despierta."
Muchas veces buscamos respuestas fuera, esperando que nuestras relaciones o el entorno nos den la seguridad, el amor, o la comprensión que ansiamos. Sin embargo, es en la conexión con nosotros mismos donde realmente podemos despertar y sanar.
Al mirar hacia adentro, descubrimos nuestras necesidades, limitaciones, y las creencias que a veces nos han llevado a depender excesivamente de otros para sentirnos completos.
Mansukhani propone algo similar en estos capítulos: que la sanación de nuestras relaciones exteriores comienza en el reconocimiento de nuestras heridas y necesidades internas.
De hecho, uno de los puntos clave que menciona es la importancia de desarrollar una "auto-relación" consciente, aceptando tanto nuestras sombras como nuestras fortalezas. Sin esta aceptación, proyectamos nuestras carencias y miedos en las personas que tenemos cerca, lo que muy a menudo es la fuente de conflicto en estas relaciones.
Al entrar en nosotros mismos para conocer nuestras luces y sombras, aprendemos a aceptar nuestra complejidad: lo que nos gusta de nosotros y lo que preferiríamos evitar.
Este proceso de autocomprensión y aceptación reduce la autoexigencia y nos permite reconocernos de manera más compasiva, lo cual fortalece la autoestima de verdad.
Una autoestima sana no se basa solo en resaltar nuestras fortalezas, sino conocer y aceptar nuestras limitaciones, sin juicios.
Este equilibrio interno es auténtico y nos ayuda a relacionarnos con los demás de verdad, con menos máscaras, siendo más auténticos y seguros. Cuanto más nos conocemos, menos dependemos de la validación externa para sentirnos valiosos.
Este es el gran trabajo, mirar dentro y reconocer nuestras luces y nuestras sombras.